“Les presento El Evangelio Perdido de Jesús, menos mal que yo lo encontré”, palabras más, palabras menos, recuerdo haber leído del autor de este libro, con el humor que siempre lo caracteriza. Un aspecto protagonista en la vida y discurso de Ulises Oyarzún, un inquieto teólogo chileno, ahora pastor en la ciudad de Monterrey, México.
Después de leer su obra, quise tomarme algunos momentos para pensarla y poder compartir con mis lectores ciertas impresiones al respecto. Pero particularmente se me dificulta separar el libro de su autor, por eso la referencia al humor de Ulises, el cual, yo diría, está presente por lo menos el ochenta por ciento de su vida.
Y esto tiene que ver con cierta inconformidad que experimentaba cada vez que lo veía en algún escenario evangélico contando chistes, disfrazado de Biblia o haciendo algún stand up comedy. No quisiera ser malinterpretado; esto no quiere decir que personalmente condene cualquier tipo de expresiones culturales o humorísticas en escenarios litúrgicos y eclesiásticos. No, al contrario. A mí me gusta que se den estos espacios dentro del quehacer teológico y de fe; más bien esta molestia se presentaba porque en mi mente golpeaba la pregunta, ¿Qué está haciendo este tipo tan brillante ahí, contando chistecitos, cuando lo que tiene para decir es exponencialmente más interesante?Leer más »